El Lusitania, un polvorín de lujo
A principio del siglo pasado J. Pierpont Morgan decidió fundar una compañía, la “International Mercantile Marine Company”, su ambición era contar con buques de pasajeros que cruzaran el Atlántico Norte y que fueran los barcos más poderosos hasta entonces construidos. El multimillonario J. P. Morgan pisaba fuerte y en 1903 empezó a temerse que también absorbiera la “Cunard Line”, compañía inglesa considerada un bien nacional de interés estratégico, es que entonces, el gobierno inglés acepta conceder a la Cunard un préstamo de 2,6 millones de Libras esterlinas para construir dos grande trasatlánticos de lujo.
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El 7 de Junio de 1906, se botó a la mar el Lusitania, construido en los astilleros John Brown en Clide, Escocia por Cunard Line. Un gran buque para la época, de 241 metros de eslora, 26 metros de manga y 11 metros de calado. Cuatro turbinas impulsaban al barco las que eran alimentadas por 25 calderas que devoraban 1000 toneladas de carbón a 25 nudos de velocidad. El Lusitania y su hermano gemelo el Mauretania eran en ese entonces, los trasatlánticos más grande dispuestos a surcar los mares del mundo.
La suntuosa decoración y el lujo de sus instalaciones le conferirían al buque Lucitania la posibilidad de transportar a privilegiados hombres ricos que pagaban fortunas para alojarse en sus camarotes de primera clase, el costo de estas hermosas habitaciones y sus exigentes servicios era de 200 libras esterlinas equivalentes a 400 dollares estadounidenses en la actualidad. Cerca de 563 pasajeros de primera clase podían alojarse en el trasatlántico, mas 1602 entre segunda y tercera categoría. Su tripulación era de 802 hombres.
El préstamo que recibió la compañía constructora llevaba implícito una condición esencial y muy secreta, la de garantizar que estos enormes buques siempre estuvieran en propiedad Británica y en disposición de transportar tropas militares en caso de guerra. Fueron diseñado para artillarse con doce cañones de 6 pulgadas y bien equipado con salvavidas. Estas condiciones percutirían más adelante en el destino del transatlántico.
El Lituania y el Mauretania comenzaron a realizar viajes entre Liverpool y Nueva York trasladando el correo entre ambos lados del mundo.
El último y trágico viaje del trasatlántico Lusitania.
El “Lusitania” zarpó el 1 de mayo de 1915 del puerto de Nueva York con destino a Liberpool. Ya hacía varios meses que había reanudado su servicio regular entre Inglaterra y Estados Unidos que estuvo desviado hacia Halifax, Nueva Escocia desde el verano de 1914. En este viaje unas 800 personas formaban parte de la tripulación y 2000 pasajeros completaban la carga humana, al mando estaba el capitán Turner.
Alemania e Inglaterra estaban en guerra, Estados Unidos se mantenía al margen de los conflictos bélicos, su participación en la arena internacional tenía fines mas bien económicos. Un aviso de la embajada alemana en Washington advirtió el peligro de viajar a Europa en barco, incluso para los países no involucrados en la guerra. Los diarios de Washington anunciaban constantemente impresos que decían "A los viajeros que proyecten embarcarse en una travesía por el Atlántico, se les recuerda que existe estado de guerra entre Alemania y Gran Bretaña, y que los barcos de bandera británica pueden ser destruidos. Los pasajeros que viajen por la zona de guerra en barcos de Gran Bretaña o de sus países aliados, lo harán bajo su propia responsabilidad". Era conocido por los alemanes que los buques de pasajeros, incluso los más lujosos y aún usando banderas neutrales podrían estar siendo utilizados por los Estados Unidos para enviar armas a sus rivales.
El 7 de mayo de 1915 cerca de las 14,00 horas, el comandante alemán Schwieger, al mando del submarino “U-20” avistó, según declaró mas tarde, “un gran buque que no pudo identificar, pero que era atacable”. A las 14,10 horas dispara un torpedo. Desde el trasatlántico Lusitiana un periodista llamado Cowper y el propio capitán Turner manifestaron haber visto la estela del proyectil que en el instante produce la primera explosión. Un segundo torpedo disparado a la zona de estribor consolidó la destrucción del buque. El “Lusitania” se hundió definitivamente a las 14,33 horas, 18 minutos después del primer impacto.
La verdadera causa del hundimiento.
Posteriores declaraciones de los sobrevivientes, entre ellas las de Cowper y el capitán Turner afirman que se sintieron dos explosiones casi simultáneas, las que corresponden a los torpedos y luego una tercera que superaba las dos anteriores con intensidad devastadora, el buque era algo más que un lujoso transporte de correo y pasajeros. El Lusitania perdía su disfraz al ser impactado en su poderoso almacén que cargaba clandestinamente 4000 cajas de municiones y material de guerra destinado a Gran Bretaña. Esta explosión interna determinó que el casco se despedazara. Ello explica que se hundiera en sólo 18 minutos. El trágico accidente del “Titanic” con una avería de más de 100 metros en su casco tardó más de 2 horas en hundirse.
Los temidos submarinos germanos U-boats con sus mortales torpedos hicieron detonar la carga del Lusitania sirviendo de catalizador para una inesperada explosión que finiquitó la vida de 1198 personas, víctimas inocentes de la Primera Guerra Mundial y de la insensatez de los que, irresponsablemente, utilizaban buques civiles para tan nefastas encomiendas.
Las noticias sobre el hundimiento eran tapas en los diarios americanos: Lusitania hundido por un submarino, probablemente 1260 muertos; torpedeado dos veces en la costa irlandesa; se hundió en 15 minutos; entre los americanos a bordo se encontraba Vandervilt y Frohman; Washington cree que una grave crisis se acerca.
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